En el gran galpon donde dormiamos todos juntos el descontrol era generalizado, al estar todas las secciones juntas el robo de equipo (frazadas, utensillos y ropa era moneda corriente)
La rutina diaria era levantarse , salir del galpon y caminar a enfrente unos 50 mts para hacer nuestras necesidades matinales en la playa, si en la playa.... no teniamos escusados , letrinas o inodoros a nuestra disposicion (por su puesto los zumbos y oficiales si tenian), imaginensen lo que era la playa de Santa Cruz, llena de piedras y con el viento que aun en plena primavera te doblaba, posteriormente te servian el "desayuno" cascarilla y un pan, demas esta decir que la mencionada cascarilla no la tome nunca pues me resultaba nauseabunda, preferia agua fria.
Yo seguia per


Recuerdo que comenzamos a visitar una Panaderia donde retirabamos bolsas de pan y muchas bolsitas de Naylon con facturas para los oficiales, las primeras veces nos empachabamos con Pan.....pero lo dulce y mas que nada que estaban calentitas nos tentaba , las facturas eran una obsesion de los que viajabamos en la caja (Ricci, Vallejos y Yo) fua asi que comenzamos a comer una cada uno (el primer dia) de distintas bolsitas, luego dos y asi hasta comer a morir, por supuesto que se dieron cuenta de lo que pasaba y ante la ausencia de culpables bailo todo el Escuadron (pido disculpas) 30 años despues descubro que los responsables eran El Polaco Verkerk,Ringo y toda su Mafia quienes llegaron de un franco en Gallegos, tan cagados de hambre que asaltaron la cocina y se comieron todo lo que encontraron .
Alli habian establecido una cantina para los soldados los benemeritos sargentos Barrios y el Tartamudo Juarez (al que le quemamos el juego de Jardin en Deseado) ellos salian en comision a Rio gallegos (30 Kms) y compraban golosinas para revender en Punta Loyola, hacian el mismo trabajo que el Sr. Aguin en Puerto Deseado o sea lucrar con el hambre y las necesidades de los soldados, para ello,habian comprado diversas mercaderias en Rio gallegos y las trajeron a Punta Loyola para vendernoslas , la cosa era asi: galletitas en Rio gallegos $1,00 en Punta Loyola el Monopolio Barrios/Juares lo vendia a $ 5,00.
Los mencionados guardaban las mercaderias en una jaula provista de un candado para cerrala, en el obrador donde yo debia quedarme toda la mañana a la espera del regreso del camion que venia de Rio gallegos con las cartas , craso error de los mercachifles......ya que mi mente ya corroida, elucubraba como afanarles a los sargentos la merca......un simple candado era la unica traba....el tema era como abrirlo....para eso decidimos junto a Victor Vallejor y el Rengo Ricci que debiamos juntar todas las llaves de candados que encontraramos entre los efectos del Escuadron.
Al conseguir una decena de llaves comenzamos a probar cual era la que abriria la jaula, probamos muchas, hasta que una hizo Click!!!, el robo debia ser hormiga para que no se avivaran, la cuestion que mientras estuvimos en Punta loyola no nos falto algo dulce para saborear.(El negro Victor Vallejos recordo y certifico en la ultima reunion esta historia).
LA VIDA EN EL GALPON DE PUNTA LOYOLA
Como ya les comente la tropa en Punta Loyola, convivia dentro de un galpon (nave) una gran esructura que servia de dormitorio donde dormiamos tirados en el piso sobre unas colchonetas inflables inservibles pues todas se hallaban pinchadas, contabamos con 2 frazadas y una bolsa de dormir, todos contabamos con el mismo equipo, por lo menos eso nos fue provisto.
Digo que nos fue provisto ya que los robos en cuanto llegaba la noche y la luz se cortaba se hacian una cosa habitual.

Una noche, de madrugada, debi salir del galpon a hacer mis necesidades en la playa, al volver me encontre sin mis frazadas ni la bolsa de dormir, me las habian Robado!!, lejos de desesperarme o ponerme a gritar (algo que seria mal visto por mis compañeros) comenzé a "abastecerme" nuevamente de mis cosas, las frazadas eran fáciles, la técnica tácitamente explicada era la siguiente: debia arrodillarme y esperar que todo se aquietara y en medio de la oscuridad habia que reptar para no ser visto hasta que mi victima quedara frente a mi,acto seguido se tomaba la frazada a robar y se pegaba un tiron seco acto seguido ante los gritos del robado debia tirarme en el piso y esperar que todo se aquietara nuevamente asi hasta recuperar la segunda frazada, la cosa se complico cuando tire de la bolsa de dormir , arrastre a uno de los muchachos unos 3 metros luchabamos como un pescador con un pez espada, todo en la mayor de las oscuridades, cuando logré tomar la bolsa de dormir volvi a tirarme en el piso y quedé en posicion fetal mucho tiempo a la espera de que las aguas se calmaran, esa era una muestra de la vida en Loyola, salvajismo puro, pero con códigos, te la tenias que bancar calladito la boca pues perdias con tus compañeros y tambien con los zumbos, eso duró hasta que logré el permiso para dormir en la caja de un camion y hacer mi vida.
LA GUARDIA EN LOYOLA
En Loyola lo que nosotros llamamos popularmente puesto 1 de guardia o sea la entrada al cuartel era una trailer de aluminio colocado sobre el final de la ruta que unía Rio Gallegos y Loyola un domingo a la tarde estaba de guardia alli, creo que con el negro Victor Vallejos, cuando se aproxima un vehiculo qe se detiene a unos metros uno se quedo dentro del trailer apuntando y el otro se bajo(creo que fui yo) nos acercamos al vehiculo con precaución y nos encontramos con una familia que buscaban sin exito a un soldado de otra unidad, al no hallarlo y hacerse tarde (ya caia el sol) decidieron dejarnos en nuestro poder una gran paquete de masas finas que le llevaban a quien buscaban.
Al observar el contenido del paquete nos abalanzamos como lobos hambrientos (eso eramos) y comiamos literalmente a dos manos todo lo que nos entrara en la boca, calculo que serían unos tres kilos de masas finas para los tres o cutro que estabamos alli de guardia (ese día conocimos el paraíso)